miércoles, 5 de junio de 2013

El Telón

      En la Dinamarca medieval había un rey apasionado de las artes escénicas, tanto era que llego a querer al bufón de la corte como a su propio hijo. Aquel bufón era un joven humilde, de padres labradores y de poca cultura del mundo que lo rodeaba, pero este al igual que el rey, amaba el arte del espectáculo.

    Cada año llegaba a realizar cinco obras de distintos géneros que representaba cada dos meses en los salones reales. Las obras tenían una peculiaridad, cada una de ellas albergaba algún oscuro secreto sobre el desequilibrado rey, que así como su esposa, disfrutaba con el riesgo de que todo el pueblo fuera testigo de sus perversos entretenimientos. Tres fueron los años que el humilde bufón estuvo realizando las macabras acciones que el rey realizaba a sus prisioneros de guerra, la matanza de los bárbaros enemigos, la violación de las aldeanas que no pagaban tributos… Tras los muchos años que llevaba el astuto bufón al servicio del rey y gozando de su confianza, le pidió realizar una obra diferente, en la cual necesitaría la ayuda de una joven cortesana del castillo. El rey pensando que contaría uno de sus mayores secretos decidió concederle ese favor. La pelirroja encargada de cocina  fue asignada ayudante del bufón y pronto se pusieron a ensayar.

       El bufón no tenía ni idea de que obra representar, pero aquella joven despistada le cayó en gracia, tanto fue así que estaba deseando todas las tardes ensayar con ella. Intentaban ensayar la obra dos veces, pero el acto final le daba bastante corte, y solo ensayaban parte de la obra. Y en su cabeza solo pensaba en una cosa.¿Conseguiría acabar la obra bien?¿Seguiría siendo aquella cortesana su compañera de espectáculo? En el fondo quería seguir representando distintas historias para seguir a su lado.
   
      Aquella noche nada podía fallar, las cortinas que simularon el telón se deslizaron con soltura, la obra daba comienzo. El cuchillo envenenado en sus manos giraba sin descanso debido a los nervios; los minutos iban pasando y ya  llegaba el acto  final, la cogió entre sus brazos, deslizó el cuchillo por su propio pecho. La obra se cerraba con un fuerte grito de ovación del rey; en el escenario el los labios del bufón se encontraban pegados a los de la cortesana, su cuerpo sin vida yacía con el puñal que él mismo había envenenado, para acabar con la historia que jamás comenzó.





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