jueves, 14 de marzo de 2013

         Paseos a la luz de las estrellas, farolas que vienen y van, el vaivén del viento en nuestros rostros, las sombras de la última tarde en la que tu y yo una vez volvíamos a juntar nuestros cuerpos a la pasión que nos arrastraba. El sabor de tus labios, la fragancia que te rodea, los pequeños detalles, las sonrisas, las alegrías, los abrazos, la confianza que poco a poco cada uno ha ido reforzando. Sentirme como un niño pequeño protegido por su madre entre tus brazos, aportarte calidez y protección cuando más lo necesitas. Tal vez sea la locura que nos cura, o tal vez sea toda nuestra historia contada por los más sabios del lugar. Es nuestra historia, de eso no podemos huir, y no lo pretendo. ¿Nunca te has preguntado porque siempre ocurre?
Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos. donde se creó la primera luz junto a la semilla de cielo azul volveré a ese lugar donde nací. De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo. Viento que a su murmullo parece hablar mueve el mundo con gracia, la ves bailar y con él, el escenario de mi hogar. Mar, bandeja de plata, mar infernal es su temperamento natural, poco o nada cuesta ser uno más. De sol, espiga y deseo... Silencio, brisa y cordura dan aliento a mi locura, hay nieve, hay fuego, hay deseo, ahí donde me recreo.

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