"Lo haré, esconderé para siempre estos colmillos gastados, para no volver a perseguir las estrellas, para que mis gritos no me rompan en pedazos..."
miércoles, 30 de mayo de 2012
Sonríe
El Absorto Señuelo esta vez caminaba por la pequeña carretera que se dirigía hacia La ciudad de los Sueños. Jamás se había encontrado con anterioridad con personas como la Soñadora Juglaresca, de ella se había llevado algunos recuerdos, y ambos se habían prometido volver a encontrarse para seguir contando sus pequeñas e inverosímiles historias. Ella le había dejado con esa esperanza de demostrar a los nuevos conocidos de lo que era capaz, y para ello debía de recibirlos con la mayor de las sonrisas, con los mejores deseos para ellos. Ella le había enseñado esa nueva lección, le había infundido la esperanza que había perdido...
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Parece mentira cómo te puede alegrar alguien el día, sólo unas palabras basa, palabras que al fin y al cabo sólo reflejan la realidad de lo que somos y que tan pocas veces nos dicen y tan pocas veces vemos. Lo bien que iría todo si todos fuésemos capaces de alegrar el día a alguien, y ese alguien a otro, sólo una sonrisa serviría para cortar de raíz ese agobio, estrés y tristeza que nos rodea y que nos creamos nosotros solos.
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