jueves, 23 de julio de 2015

Llamada del viajero


Jornada quincuagésima segunda de la Travesía mágica


       

     Es posible que la soledad que estoy hallando en este camino me este haciendo más inestable, ya no recuerdo como fue el momento en el que aquel Leviatán en Torre añil hundiese las garras en la espalda de Elya, ni tampoco quiero recordar como mi miedo me paralizó por completo. La historia había vuelto ocurrir, como cuando siendo niño mi padre sufrió la misma tragedia intentando pescar. Poco podía hacer, salvo seguir el camino en busca de mi sino. Según uno de los libros que encontré en mis matutinos paseos por los pisos mas altos de mi Torre, en la Torre Alfa se encuentran los Ascendidos, unos seres con la capacidad de predecir tu destino en esta vida, si el libro esta en lo correcto en unas cien jornadas podría alcanzar la ultima estancia de la torre en la que se hayan.


     Pero la fuerza con la que empecé este viaje desaparece con cada paso que avanzo, y me pregunto que si en este camino quizá encuentre seres que me hagan pensar que este mundo es demasiado pequeño para alguien como yo. Todos son divagaciones y no las expreso tan bien como cuando tu mirabas atentamente con esos ojos claros, ni tampoco cuando sabías solucionar parte de mis pequeñas dudas en cuanto a lo referente al destino que nos aguardaba a mis tíos y a mi.


     Tampoco se que hago escribiendo tanto sobre mis andaduras, ni porque en este camino la esencia del espíritu del agua no se manifiesta como cuando pequeñas corrientes circulaban en mi piel. Recuerdo los atardeceres en la orilla de nuestra Torre y la pregunta que siempre me lanzabas;"¿ Alguna vez la distancia de nuestras esencias en lo diminuto de este mundo se juntarán?". Por aquel entonces no sabia ni lo que las esencias significaban ni como esa pregunta causaría tanta curiosidad en mi. Varias respuestas he encontrado en los túneles oscuros de este camino sobre distintas criaturas, un Chupasangre rozando la locura, un minotauro en estado de meditación, incluso varias sirenas, pero de estas ultimas poco me fío pues sus palabras están cargadas de mentiras y falsas promesas.




      Otro día escribiré  sobre las distintas respuestas, pues ya no puedo seguir revisando este escrito sin que alguna lagrima emborrone el papel de esta vieja libreta.







Atte. Servathk






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