Puedes correr muy lejos y borrar tus huellas.
Pero, ¿Has escapado realmente? ¿Puedes llegar a escapar algún día? O quizá es verdad que no posees ni la voluntad ni la astucia para escapar del destino.
Pero el mundo no es pequeño. Tú lo eres. Y el destino te persigue, donde quiera que te encuentres.
Quizá nos iría mejor si no nos preocupásemos de nada. Sin preguntar ni desear saber. Pero esa no es la naturaleza humana, ni el corazón. No estamos aquí para ser meros espectadores.
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